Colección YUSO - Las abreviaturas en la grafía de la Gramática castellana (1492).Entre el manuscrito y el libro impreso.

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Presentación:

Uno de los aspectos más específicos de la herencia latina en la grafía castellana de la Edad Media y el Renacimiento es, sin lugar a dudas, el uso de abreviaturas. El incunable no se aparta mucho de la tradición manuscrita, pero sí se observa ya en los impresos del siglo XV una tendencia a limitar y, hasta cierto punto, regularizar el sistema abreviativo medieval. El estudio pormenorizado de la Gramática castellana (1492) permite identificar y documentar las modalidades concretas de esta evolución, que como todas las evoluciones socio-culturales y lingüísticas suponía coexistencia de modelos, antagonismo entre tradición e innovación, o sea complejidad y ambigüedad. En la Gramática de Nebrija se superponen a la variabilidad general tres dimensiones particulares: teórica (a la ortografía va dedicado el libro I de este tratado), histórica (es la primera tentativa por «reduzir en artificio» una lengua romance) y política (ya que «siempre la lengua fue compañera del imperio»).

Para apreciar la importancia de la tradición medieval en la obra y las características de la depuración gráfica a finales del siglo XV, se procede al análisis exhaustivo de las abreviaturas que utiliza la Gramática, comparándose a continuación su sistema abreviativo con el de otros textos de Nebrija (Lexicón 1492, Vocabulario c.1495, Reglas de ortografía 1517) y luego con el del Libro de las Cruzes (1259) como muestra de la tradición manuscrita, y el Universal vocabulario de Alonso de Palencia (1490) como ejemplo de texto contemporáneo. Se hace patente la originalidad de la Gramática en la reducción del número de los modelos abreviativos, si bien se incrementa el uso de algunos de ellos y se observa una clara preferencia por los modelos monografémicos y silábicos en detrimento de los modelos antiguos de abreviación por contracción o suspensión (lexemáticos). Pero en esta evolución resulta más decisivo el papel homogeneizador de la imprenta que las prescripciones del gramático (Nebrija no incluye las abreviaturas en sus preocupaciones ortográficas); y singularmente del impresor de Salamanca que compuso el texto, muy atento a las necesidades y limitaciones de un nuevo público lector y a la emergencia de una nueva cultura, la del incunable. Desde esta perspectiva viene a insertarse el sistema abreviativo en la amplia gama de los recursos tipográficos que se ofrecían al cajista a la hora de ajustar la página, juntamente con la puntuación, la repartición de los espacios, la reunión o separación de las palabras, el corte en fin de línea… Se convierte entonces en uno de los indicadores más fiables de la conciencia que de su lengua tenían escritores e impresores, en el contexto finisecular del desarrollo europeo de la imprenta, del progresivo dominio de las lenguas romances como lenguas de cultura, la presión sin embargo del latín (incluso en el impreso), el vigor de la tradición manuscrita, en parte compensados por el acceso a la cultura de nuevas capas socioeconómicas y el ensanchamiento del ámbito castellano hacia Europa y América.